Milán: Un poco de posible, o si no nos sofocamos…

Sigue la traducción española de un texto sobre la manifestaciòn que se llevó a cabo contra la inauguración de la Exposición Universal (Expo 2015) el primero de mayo en Milán:

Bienvenidos en el desierto del real… o mejor dicho, bienvenidos en la realidad de desierto en la que vivimos cada dìa. Hace algùn tiempo en varios lados de Europa, y ayer en Milán os hemos hecho catar un poco de esa devastación con la que la gran mayoría de nosotros está obligada a convivir cada dáa. Os hemos enseñado un poco de aquella rabia que, con toda probabilidad, muchos y muchas de vosotros incuban bajo las mantas de una vida de miseria. Os hemos tirado en la cara aquella guerra en la que somos involucrados cada día en nuestros barrios y en la ciudades en las que vivimos. Aquella guerra que seguís sin quierer ver, aquella guerra escondida debajo de los velos mediáticos de la paz occidental, amenazada, como nos dicen, solo por los cataclismos y por los así llamados terrorismos…

Y ahora otra vez volveremos a escuchar el coro de la indignación cìvica: la violencia de los antagonistas, la ciega locura de los devastadores. ¿Pero estais de verdad tan atontados? Parad un segundo y intentad mirar con más atención todo lo que la prensa y la tv han producido en estos dias… luego bajad a la calle y comparadlo con lo que vuestros ojos pueden ver, con lo que vuestras orejas y vuestra barriga pueden sentir, con el miedo que tenéis a perderlo todo, con esas ganas de meteros y quedaros en vuestros asuntos porque os sentís reducidos a la impotencia y pensáis que con todo lo que hagáis todo va a seguir igual. Intentad meteros en el juego y en escucha y a lo mejor podrèis entender…

Podréis entender que vivís de verdad una vida de mierda. Y que muchas veces decís que no hay nada que hacer. Pero así solo hablan los cadáveres. Y a lo mejor ya que a vuestro alrededor solo tenéis muerte, por eso habláis como unos viejos a punto de morir. Y este es el país de mierda en el que vivís, un país de viejos. Viejo en la mente, viejo en los huesos. Aquí los “jovenes politizados” son más viejos que los viejos, y la política es la costumbre más vieja de siempre. Es por eso que no nos maravillaremos en escuchar, una vez más, las letanías de “movimiento”: se dirá que días como el de hoy pueden dividirlo, el “movimiento”, que los disturbios como un fin en sí no se pueden valorar bajo un punto de vista político, que los objetivos han sido aleatorios y que “entiendo el banco, pero los coches no había que tocarlos”… Quien utiliza estos argumentos como una crítica a lo mejor deberìa de empezar a preguntarse lo que días como el de hoy significan.

Vamos a empezar por el “movimiento”… esa cosa tan rara que une el no-político del pueblo con el político del Estado. Esa enfermedad toda italiana que muchas veces entierra y ha enterrado el empuje revolucionario. Y quizàs volvamos a escuchar también los teóricos aventurandose en complejos análisis políticos, hablando del ’77, de la autonomía, extendida, obrera, y tonterias del estilo. ¿Nunca os habéis preguntado por qué el hijo de uno de los peores partidos comunistas de Europa haya fracasado tan miseramente? ¿Por qué el gran empuje revolucionario de los años ’70 se ha fragmentado en tantas siglas y siglitas, dejandonos por herencia tantas teorìas y demasiada resignación? Eso, esta “internacional” de compañeros y compañeras que luchan diariamente en los territorios, que se encuentran por ahí en Europa y en las barricadas, justo quiere deshacerse de todo este barro polìtico. Y esperamos por eso que la jornada de Milán silencie también a todas estas discusiones que, hasta que se queden en cuestiones de principio y no se midan con la lucha en las calles, con el aliento del compañero y de la compañera que está a tu lado y corre el riesgo contigo, hacen juego a todos aquellos politicantes que se esconden más o menos detrás de sus identidades pre-confeccionadas.

Y asì, todos aquellos que estaban en la calle en Milán, determinados en embellecer un degradado mobiliario urbano y listos para enfrentarse con la policia (autònomos o anarquistas que sean) deberìan de haber entendido que son, en este momento, la ùnica fuerza real, radical y disruptiva en este paìs de fascistas, infames, delatores y democristianos. Y no estamos hablando de àreas, que estas siempre se quedaràn separadas, sino de los compañeros y compañeras que una vez màs se han encontrado juntos en la calle. Y las relaciones, que en esta “internacional” lo son todo, aglutinan años y años de luchas comunes. Luchas en las que la apuesta es la vida, luchas que se enfrentan a aquel capitalismo que ha devastado y saqueado el planeta y sus habitantes humanos y no humanos.

Y así lo que ha pasado ayer en Milán era de verdad la unica opción posible. Frente a las zalamerías de los mismos conocidos de siempre, frente al miedo de los mismos grupetes de siempre y frente a la escandalosa y evidente broma que representa la Expo, no se podía actuar de otra forma. Mejor dicho, no se podía no hacerlo. No sería honesto decir que no nos gusta meternos con un mundo de vidrio y acero, pero esta ocasión justo requería un empujón destructivo. Y a quien intenterá darle un sentido político a la manifestación no-expo contestaremos con un guiño. La verdad es que jornadas como esa no pueden ser capitalizadas politicamente, no exprimen la rabia de los precarios ni de la plebe (o como se la quiera llamar), no muestran ninguna potencia, no producen ni vienen de un acertado sujeto político. Para nosotrxs, jornadas como esta solo expresan un posible, son, para quien se bate todos los días y de diferentes formas en una guerra subterránea al capitalismo, una bocanada de aire fresco.

Y a quien vendrá hablandonos de los motivos de la protesta contra la Expo solo decimos una cosa: a nosotros de la Expo nos importa poco o nada. ¿Deberíamos de verdad interesarnos a una payasada de este tamaño? ¿Una exposición universal de la nada, que habla de hambre en el mundo, de capitalismo verde con un rostro humano? La manifestación no-expo era una ocasión, mañana habrá otra. Pero solo si llegaremos o intentaremos volver a crear la magia. Por que es cierto, aunque con toda la organización del mundo hay demasiadas variables imposibles de prever y solo juntxs, todos y todas juntxs se puede ententar, cada vez, lo imposible. Aquella mágica alquimia de valor, determinación y, ¿por qué no?, inconsciencia que nos hace sentir vivos. Así, como se leía en los muros de Roma el 15 de octubre, en Milán “hemos vivido”.

Y asì Milán es igual que Frankfurt, que el valle de Susa o la Zad, sus calles son las de Barcelona como las de Atenas o Estambul. Y los riots ingleses, los de Baltimore, los de Estocolmo, como los del Mediterraneo, resuenan como melodías de la misma música. Una música que dice, sin términos intermedios, que nos tenéis cansados. Que no dejaremos de molestar vuestros sueños repletos de pesadillas, de sabotear vuestras vidas de miseria llenas de fragilisimas seguridades, de dar la vuelta a vuestros miedos de ciudadanos activos. Somos muchos y muchas, y quizás sea el caso de empezar a decidir a que lado ponerse.

Y pocas cosas en este mundo nos hacen reìr tanto como la escena de todos aquellos ciudadanos milaneses que bajan a la calle para limpiar, o como una chavala que se hace un selfie con un coche quemado… pero cada época tiene su ridiculo, y ese es el nuestro…

¿Bueno, habéis querido vuestra fiesta? ¿Vuestra hermosa inauguración? Pues… nosotros también.

En la cara de todos aquellos que se llenan la boca de democracia, infiltrados y violencia. Y aqui no hace falta entrar en los detalles. ¿Todavía creéis que hayan infiltrados? ¿Todavìa creéis que este mundo solo necesite un arreglo? La democracia es esta, y tarde o temprano os ahogeréis en ella.

Y quien cree que podrìa haber una democracia mejor, es aùn màs soñador que los que quieren la insurreción.

Nos veremos en las proximas barricadas…

en francés