Milán, Italia: Carta de Santo Galeano, preso en la cárcel de San Vittore

25 de enero de 2013

Hola, queridxs compañerxs:

Espero que esta carta os encuentre bien y en buen estado de salud, igual que  se podría decir de mí. Veo las cosas cambiadas, parece que tienen miedo de lo que pueda pasar, ¡bah!

En primer lugar, agradezco a todxs lxs compañerxs anarquistas por la voz que hacéis escuchar, hasta un abogado de Antígone me ha escrito, ¿os dais cuenta? Jajaja.

Queridxs compañerxs, os cuento mi sufrimiento en las cárceles que, a través de  vosotrxs, estoy consiguiendo dar a conocer. Veo cosas por la tele, desde Lele Mora a Fabrizio Corona y empiezo a decir que la ley es bastarda, infame e indigna y no es igual para todxs. Pero eso ya lo sabéis vosotrxs.

Yo, en los varios traslados cuando lo hacía en avión, funcionaba así:
Se entra antes de que entren los pasajeros, te hacen sentarte en el último  asiento. De hecho, todas las maletas, que serían dos bolsas de 12 kg en total, los tienes que traer tú con las esposas en las muñecas. Fijaos que todo esto lo he vivido, por enésima vez, el 25/11/2012, cuando me llamaron a traslado por el funeral de mi padre. Los guardias no tienen piedad alguna, y no paran de quejarse de sus viajes de trabajo o de las horas extra, por ejemplo. Te quitan las esposas cuando el avión despega, si quieres ir al baño tienes que orinar con la puerta abierta, etc.

No solo eso, sino también cuando me dieron el permiso de la carcel de Saluzzo a la de Roma Sigonella y, después, de Sigonella a la de Piazza Lanza, en Catania, se suponia que el permiso para el entierro de mi padre en el 26/11/2012, y según el artículo 30 del reglamento penitenciario por razones de fallecimiento de un familiar, ortogaba que podría ir vestido de paisano y sin esposas, pero bajo vigilancia.

Vigilado por más de diez funcionarios de prisiones, la unidad de los escuadrones móviles de paisano de la policía estatal de Catania, y yo dentro de una camioneta junto con seis funcionarios penitenciarios uniformados y otros cuatro de prisiones vestidos de paisano; al parecer tenía que llegar no sé quién.

Y como si no fuera bastante todo eso, luego tengo que ver en la tele las entrevistas de Fabrizio Corona sobre el avión sin esposas, etc., etc. Pero ¿dónde la ley no debería condenar antes a aquellos que dejan hacer estas cosas?

Me han juzgado en 1º, 2º y  3er grado, estoy pagando mi pena injustamente y ellos lo saben. Pero está bien, ya que dios ve y provee, solo él nos puede ayudar. Porque incluso la Iglesia hoy tiene los ojos vendados, como hemos visto en los últimos años.

Por eso, compañeros yo soy y seré uno de vosotros, porque la verdad de las cárceles italianas la deben conocer en todo el mundo, cuesta lo que cuesta, porque hoy tengo hermanxs compañeros anarquistas.

Ahora me despido con todo el corazón y combatiré siempre estas injusticias  porque grito vendetta y libertad de opinión, y ser un hombre libre.

Os quiero mucho,
vuestro compañero,
Santo Galeano

*
Os escribo también de parte de otro preso cuya vida está en peligro constante, porque aunque necesita hemodiálisis cada día, uno la tiene y otro no, y su sentencia termina en 2017.

Cuando la legislación de los beneficios incluye:
Con una pena inferior a 4 años se puede acoger a beneficios; con una pena inferior a 3 años se puede suspender la pena.
Distribución de celdas, etc.
Pero ¿dónde está la justicia, chicxs? ¿tenemos que ser famosos para que nos traten de otra manera?

A mí que me sigue la CAM (organismo de control y seguimiento judicial) por toxicómano dependiente de la cocaína se contempla que pueda ir a una comunidad de rehabilitación. He hecho muchas entrevistas con Cristina Coopes de la comunidad Gabbiano Colico, Cristina Giovanardi de A.I.S.E. (Agencia de Información y Seguridad Externa), las dos me ignoran, no hay sitio para mí. Desde que me trasladaron el 21/12/12 a la prisión de San Vittore, no he hecho ninguna entrevista con los trabajadores del SERT (Servicio para las toxicodependencias).

Chicxs, lucho pero los brazos se me caen de la tristeza que tiene mi corazón, porque la injusticia es demasiado grande para llenarla. Pero no por eso me doy por vencido, me siento fuerte porque hoy os tengo a vosotrxs, hermanxs míxs, gracias, gracias por vuestro corazón, compañerxs anarquistas.

Santo Galeano

Para escribirle:
Santo Galeano
C.C. S. Vittore, Piazza Filangeri, 2.
20123 Milán (Italia)